5° Domingo después de Pascua 2017

La Caridad y las obras de la Fe.

(Domingo 21 de mayo de 2017) P. Altamira.

Queridos hijos:

La Santa Iglesia Católica nos pone en su liturgia dos domingos seguidos con la epístola de Santiago, y con sus pasajes absolutamente seguidos, ambos del capítulo 1° (el Domingo pasado, Domingo IV, fueron los versículos 17 a 21, este Domingo V son los versículos 22 al 27).

Veamos, primero, una brevísima reseña de la vida de este apóstol.
Se trata de Santiago el menor, primo de nuestro Dios Nuestro Señor Jesucristo. Escuchemos un texto oficial de la Iglesia Católica, en el Martirologio Romano; correspondía antes al día 1° de mayo, y dice así:
“Día 1° de mayo… El triunfo de los santos Apóstoles Felipe y Santiago… Santiago, que es llamado también hermano del Señor, y fue el primer obispo de Jerusalén, precipitado desde el pináculo del templo, rotas las piernas y herido en el cerebro con el palo de un batanero, murió, y allí mismo, no lejos del templo, fue sepultado”.

Agreguemos algunos detalles, tomados de otro libro oficial, el Breviario Romano:
“Santiago, hermano del Señor, por sobrenombre el Justo… Tanta era la vida de santidad de Santiago, que los hombres deseaban tocar con empeño la franja de su vestido. Éste, con 96 años de edad, cuando había gobernado santísimamente durante treinta años a la Iglesia [de Jerusalén], predicando constantísimamente a Cristo el Hijo de Dios, primeramente es acometido con piedras; pronto, llevado al lugar más alto del Templo, desde allí fue precipitado. El cual, con las piernas quebradas, yaciendo medio muerto (semivivus), extendía sus manos al Cielo, y rogaba a Dios por la salvación de ellos con estas palabras: Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen. En la cual oración, golpeado (percusso) fuertemente en la cabeza con un mazo de batanero, entregó su alma a Dios, en el séptimo año de Nerón, y junto al Templo, donde había sido precipitado, fue sepultado”.
No debemos confundir a éste con el otro Santiago, Santiago el Mayor, Patrono de las Españas, hermano de San Juan; sus restos están en España, en Galicia; en la famosa ciudad de Santiago de Compostela1.

Muchas veces hemos enseñado que el punto de partida en nuestra Santa Religión Católica es la Fe; la cual implica conocer y adherir a las verdades dadas por Dios, y –en definitiva- a la Doctrina Católica. Y luego pasar “a las obras de la Fe”, pasar a la Caridad (amor a Dios y amor al prójimo por amor a Dios), pues la Caridad puede también ser definida como el ejercicio de las obras o acciones de la Fe, en uno mismo y a favor del prójimo, tener coherencia en nuestras vidas con la Doctrina, con la Fe Católica. Queríamos compartirles otro fragmento de Santiago, muy famoso, que se relaciona de lleno con lo que venimos diciendo, y que por supuesto fue (y es) tan rechazado por los protestantes, las sectas –mal llamadas- “cristianas”. Escuchemos:

1 El Martirologio Romano dice: “Día 25 de julio… Santiago Apóstol, que fue hermano de San Juan Evangelista, y degollado por Herodes Agripa, cerca de la fiesta de Pascua, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio. Sus sagrados huesos, trasladados en este día desde Jerusalén a España, y colocados en sus últimos confines en Galicia, son piadosísimamente venerados con singularísima devoción de aquellas gentes y de los fieles de toda la Cristiandad, que por devoción y por voto acuden a visitarlos”.
2 18 Voluntarie enim genuit nos verbo veritatis, ut simus initium aliquod creaturæ ejus. 19 Scitis, fratres mei dilectissimi…
3 21 Abraham pater noster nonne ex operibus justificatus est, offerens Isaac filium suum super altare ? 22 Vides quoniam fides cooperabatur operibus illius : et ex operibus fides consummata est ? 23 Et suppleta est Scriptura, dicens : Credidit Abraham Deo, et reputatum est illi ad justitiam, et amicus Dei appellatus est.
4 25 Similiter et Rahab meretrix, nonne ex operibus justificata est, suscipiens nuntios, et alia via ejiciens ?

Es muy hermosa esta epístola, daría deseos de seguir compartiéndoles más fragmentos.5
Desde el gran hereje Martín Lutero, todas o casi todas las sectas protestantes dicen “es suficiente la Fe, no hacen falta las obras”. Pero parece que el primo de Nuestro Señor, Santiago, y en definitiva Dios mismo, no son de la misma opinión. Lo primero es la Fe, y luego deben estar y producirse las obras de la Fe, que es el ejercicio de la Caridad.

Estamos viviendo los tiempos finales, “la consumación de los siglos”, hay que pedir que Dios Nuestro Señor Jesucristo venga, y que venga rápido, y que vengan ya “Los Dos Testigos” (Elías y Enoc según todos, o casi todos, los Santos Padres).
Pero mientras tanto, para resaltar otra característica de los tiempos finales, recordemos esas profecías de San Lucas y de San Mateo sobre la Fe y la Caridad:
Primero veamos sobre la Fe; su profecía está dada en San Lucas (18,8): “Verumtamen Filius hominis veniens, putas, inveniet fidem in terra?: Cuando venga el Hijo del hombre, ¿piensas, encontrará Fe sobre la tierra?”. Sobre la Caridad, su profecía está en San Mateo, en el capítulo 24 que es el discurso de Jesús sobre “la consumación del siglo”, o “Discurso Esjatológico” (24,12): “et quoniam abundabit iniquitas, refrigescet charitas multorum: y puesto que abundará la iniquidad, se enfriará la Caridad de muchos”.

(Conclusión)

Para terminar, esta vez casi no insistimos en la Fe, que es lo primero, sino en la Caridad, que debe ser su consecuencia.
La Fe muchas veces pide, tal vez más en esta época, que por la defensa del Bien Común Espiritual, uno desenmascare a los lobos con piel de oveja, por el Bien Común uno debe “gritarle fuertemente «lobo», al lobo”.
Pero lo anterior, más que necesario en muchos casos, es en nivel del Bien Común, y no en las relaciones cotidianas con los otros seres humanos (si quieren: no es el orden habitual en las relaciones humanas privadas “del día a día”).

Ahora vamos a la Caridad: En los tiempos cercanos a la Parusía, la Caridad estará enfriada, disminuida. Hoy, nosotros tenemos la Caridad enfriada, disminuida. Además de nuestros defectos y pecados personales contra la Caridad, sin duda que hay también una “media” del ambiente, el cual es falto de Caridad, y que se nos contagia por ser “El Aire del Tiempo”.
Pero en lo que hace a nuestros defectos y pecados de falta de Caridad, debemos hacer esfuerzos para no tenerla ni disminuida ni enfriada, sino, al revés, para crecer en ella, y luchar y evitar pequeñas y grandes cosas.

-Las peleas y rencores de familia, las cosas que no se perdonan; tratar mal y con falta de respeto al papá o a la mamá, a los hermanos: Hay que terminar con eso, la cuenta que vamos a dar será demasiado dura.
-Las faltas contra la Caridad en el trabajo, con los compañeros de oficina.
-Las peleas o falta de Caridad con el prójimo, con los desconocidos, en la calle. Mirar con mala cara, no saludar, no ser amables, no ser educados con el prójimo.
-Las peleas o falta de Caridad en la propia Capilla; peleas por el tema de los bancos (la Capilla es pequeña y todos quieren estar en los mejores puestos); las peleas en la fila de la Confesión; etc. Todo eso enfría nuestra Caridad, y nos hace ser malos católicos.
-Los pecados que cometemos en casa, en la oficina, en la calle, por nuestro egoísmo, por pensar siempre primero en nosotros mismos, antes que en los demás. Todo eso enfría nuestra Caridad.
-Tantos problemas que uno padece, o que padecemos, sin tregua a veces, nos hacen tener una media mínima de mal genio (y a veces máxima) en toda nuestra relación con los más cercanos y con el prójimo en general. Y eso no puede ser. Tenemos que caracterizarnos, por encima de los problemas que padecemos, como personas amables y caritativas. El católico no puede ser una persona amargada, sino con la alegría de la Caridad.

Y eso simplemente pedimos, de corazón. Y con esto terminamos nuestra prédica.
AVE MARÍA PURÍSIMA.

5 A modo de ejemplo: Santiago 1,1-16: 1 Jacobus, Dei et Domini nostri Jesu Christi servus, duodecim tribubus, quæ sunt in dispersione, salutem.
2 Omne gaudium existimate fratres mei, cum in tentationes varias incideritis:
3 scientes quod probatio fidei vestræ patientiam operatur.
4 Patientia autem opus perfectum habet : ut sitis perfecti et integri in nullo deficientes.
5 Si quis autem vestrum indiget sapientia, postulet a Deo, qui dat omnibus affluenter, et non improperat : et dabitur ei. 6 Postulet autem in fide nihil hæsitans : qui enim hæsitat, similis est fluctui maris, qui a vento movetur et circumfertur. 7 Non ergo æstimet homo ille quod accipiat aliquid a Domino. 8 Vir duplex animo inconstans est in omnibus viis suis.
9 Glorietur autem frater humilis in exaltatione sua:
10 dives autem in humilitate sua, quoniam sicut flos foeni transibit;
11 exortus est enim sol cum ardore, et arefecit foenum, et flos ejus decidit, et decor vultus ejus deperiit : ita et dives in itineribus suis marcescet.
12 Beatus vir qui suffert tentationem : quoniam cum probatus fuerit, accipiet coronam vitæ, quam repromisit Deus diligentibus se.
13 Nemo cum tentatur, dicat quoniam a Deo tentatur: Deus enim intentator malorum est: ipse autem neminem tentat. 14 Unusquisque vero tentatur a concupiscentia sua abstractus, et illectus.
15 Deinde concupiscentia cum conceperit, parit peccatum : peccatum vero cum consummatum fuerit, generat mortem. 16 Nolite itaque errare, fratres mei dilectissimi.

Santiago 1,1-16: 1 Santiago, siervo del Dios y Señor Nuestro Jesucristo, a las 12 tribus, las cuales están en la Diáspora, salud.
2 Hermanos míos, tened como todo gozo, cuando estuviereis envueltos en varias tentaciones [tribulaciones, pruebas]:
3 sabiendo que la prueba de vuestra Fe obra la paciencia.
4 Ahora bien, la paciencia tiene obra perfecta: para que seáis perfectos e íntegros cayendo en ninguna cosa.
5 Si alguien de vosotros tiene necesidad de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no reprocha, y le será dada. 6 Pero pida [la] con Fe, en nada dudando: pues el que duda, es semejante a una ola del mar, la cual es movida por el viento y es llevada aquí y allá. 7 Así no estime ese hombre que recibirá algo del Señor. 8 El hombre de ánimo doble es inconstante en todos sus caminos.
9 El hermano humilde sea gloriado en su exaltación.
10 pero el rico en su humildad, porque como la flor de la hierba pasará.
11 Pues salió el sol con ardor, y secó la hierba, y su flor cayó, pereció la hermosura de su rostro: así, también el rico se marchitará en sus caminos.
12 Bienaventurado el varón que sufre tentación, puesto que una vez que haya sido probado, recibirá la corona de la vida, la cual ha prometido Dios a los que lo aman. 13 Nadie cuando sea tentado diga que es tentado por Dios: pues Dios no pude ser tentado al mal: sino que él a nadie tienta. 14 Sino que cada uno es tentado, arrastrado y halagado por su concupiscencia.
15 Después la concupiscencia, cuando ha concebido, pare (engendra) pecado: (y) el pecado cuando ha sido consumado, engendra la muerte. 16 Por eso, no os equivoquéis, hermanos míos amadísimos.