Domingo de Septuagésima 2021

Evidencia, sentido común y Evolución, Prédica 1.

(Domingo 31 de enero de 2021) P. Altamira.

Reproductor de audio

(Introducción)

Queridos hijos:
Hoy es el “Domingo de Septuagésima”, comienza el tiempo previo a la Cuaresma (Dios sabrá si tal vez este año tampoco nos dejarán tener la Semana Santa, veremos).
Dios, la Sagrada Escritura, el Libro de Job (7,1), dice: “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra: Militia est vita hominis super terram”; y sí, realmente es “milicia” (o debería ser milicia). Y debemos “militar”; milicia bajo la bandera de Dios Nuestro Señor Jesucristo, el Gran Capitán; debemos ser militares, soldados de Cristo, con espíritu de guerra, de esfuerzo, de sacrificio, de estar preparados y preparándonos.

Este mismo es el espíritu que inspira la Santa Iglesia Católica, que es Iglesia Militante, a través de muchos textos y enseñanzas.
Un ejemplo de ello es la hermosísima epístola de San Pablo para el día de hoy, la cual –aunque no usa la palabra- dice o expresa de “una milicia”, dice de estar preparándose, “entrenándose” en las cosas de Dios, de ser los atletas de Dios, y se aplica también al soldado de Cristo:
(I Cor 9,24ss) « 24 [Fratres:] Nescitis quod ii qui in stadio currunt, omnes quidem currunt, sed unus accipit bravíum? Sic currite ut comprehendatis. Hermanos: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos ciertamente corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred de manera que lo alcancéis. 25 Omnis autem qui in agone contendit: Todo el que pelea en la lucha, ab omnibus se ábstinet: de todo se abstiene [que una dieta, que no comer esto, que no comer aquello, que entrenamiento todo el día, etc, etc], et illi quidem ut corruptibilem coronam accipiant: y ellos ciertamente para obtener una corona corruptible [el premio en una competencia]: nos autem incorruptam: pero nosotros –luchamos- para obtener una corona incorruptible [“nuestra corona” -por la cual luchamos- debe ser la gloria de Dios –que Dios sea respetado- y obtener la Salvación Eterna, el Cielo; y así deberíamos luchar, rezar, estudiar, leer, saber, combatir por Dios, estar formados, estar preparados].

[Y agrega San Pablo:] 26 Ego ígitur sic curro: Por lo tanto, yo así corro –así milito, así trato de ser un militar de Cristo, un soldado de Cristo, un atleta de Dios-, non quasi in incertum: no como hacia lo incierto [no como el que no sabe lo que está haciendo, o no sabe hacia dónde va]: Sic pugno: Así peleo, non quasi aërem verberans: no como el que está golpeando el aire –no como quien azota el viento, “dando manotazos al aire, dando manotazos al viento”- [sino siendo centrado, criterioso, con criterio, sabiendo o intentando saber bien lo que hago, lo que digo, siendo prudente, con inteligencia, con sagacidad, CON MUCHO SENTIDO COMÚN]».1

(Cuerpo)

Tantísimas cosas del mundo de hoy que hay que combatir, que hay que saber, que hay que refutar.
Tantísimas falacias, tantísimas mentiras, cosas absurdas, sin sentido, ¡muchas anti-católicas, anti-Dios, anti-Cristo!, en la conformación de “una unidad de signo distinto”, distinta y contraria a lo que fue la Cristiandad, cuyo centro fue Dios Nuestro Señor Jesucristo y su Catolicismo. Mas el signo de esta “nueva” unidad, falsa unidad, de este “Nuevo Orden Mundial”, será “el hombre”, el centro será “el ser humano”, constituido en dios, “el hombre es dios”, constituido en un falso dios, y -en última instancia- el Demonio, que es el que orquesta todo este movimiento, el cual movimiento terminará en fracaso, frente al triunfo de Cristo y de los suyos.
San Pablo habla hoy de estar preparados, como los atletas; de estar entrenados y entrenándose, preparándose.
Entre tantas cosas, es nuestro deber estar conociendo y refutando tantísimos errores y falsedades contra Dios y contra el Catolicismo; estudiando, leyendo, escribiendo pro Christo: escribiendo a favor de Cristo (el viernes fue la Fiesta de San Francisco de Sales, Patrono Principal de los escritores que defienden en sus escritos y publicaciones a Dios y a su Catolicismo).

En esa lucha y “milicia”, hemos escogido para la prédica de hoy un tema que es un reiterado punto del Mundo Moderno. Nos referimos a “La Evolución”.
Mas nuestra prédica es algo más amplia, y la hemos titulado: “La evidencia, el sentido común y la Evolución”.
Tendrá dos partes, la primera dedicada a explicar las cosas que son evidentes, explicar qué es lo evidente, la evidencia, y relacionarlo con el sentido común. La segunda, dedicada propiamente a la Evolución.
No serán palabras nuestras; serán palabras de un sacerdote amigo, el Padre Ramiro Ribas2; leeremos nuestro resumen (con algunos leves agregados). Comencemos:

Primera Parte: Sobre la evidencia o las cosas evidentes:
“La evidencia se muestra, no se demuestra [las cosas evidentes se muestran, no se demuestran; es un principio básico de la filosofía: hay cosas que necesitan demostración, y otras que no, otras que son evidentes]… Repito la palabra clave: La evidencia se muestra, no se demuestra.
A lo largo de estos últimos años, he sufrido una especie de agonía al tratar de convencer a otras personas de cosas evidentes.
En esa lucha, estéril por naturaleza, he perdido fuerzas, ánimos, espíritu, y TIEMPO , mucho-tiempo. Y en los últimos, en estos tiempos que corren, no hay ni un segundo que malgastar, pues los tiempos se acortan, se acaban, y salvar la propia alma, estando circundado de un ambiente tan corrompido y empecatado, es tarea de titanes. Y si salvar la propia alma es tarea de héroes, imaginad la faena casi imposible que conlleva intentar salvar las almas de los demás.

1 27 sed castigo corpus meum, et in servitutem redigo : ne forte cum aliis prædicaverim, ipse reprobus efficiar.
2 Dadas en su Capítulo “Cero”, de su « Esencial Conferencia ».

Cuando el enunciado «la evidencia se muestra, no se demuestra» golpeaba una y otra vez mi cabeza, me di cuenta, nunca es tarde, de la enorme cantidad de tiempo malgastado en querer convencer a otros -mediante toda clase de argumentos- de cosas que son evidentes, y esto es sencillamente una locura, una verdadera locura.
Es de perturbados, querer demostrar a las dos de la tarde, con cielo azul y sol esplendoroso, que es de día. Es absurdo, al que niega que es de día, comenzar a querer demostrárselo mediante estudios científicos de equinoccios, solsticios3, meridianos y toda clase de matemáticas; simplemente, a esa persona que lo niega, se le pide que salga a la calle, abra los ojos, y mire lo espléndido y soleado de la jornada.
La evidencia se impone por sí misma, no hay que demostrar nada. Y [en el ejemplo dado,] si a pesar de lo evidente, siguiera negando la verdad de que es pleno día, afirmando con toda clase de falacias que es plena noche, se suspende la discusión, y “Santas Pascuas del Señor”. Perder un minuto más intentando convencerle de algo tan evidente, sería gran necedad, y gran imperfección.
Cuando hablemos con alguien, y nos demos cuenta de que nuestro interlocutor no tiene sentido común, es decir, recto juicio, no aceptando el principio de no contradicción, cortemos al instante, pues Dios nos pedirá cuenta por dialogar e intentar convencer a alguien que no es racional, pues no aplica bien la razón. […]
(…) Al que no quiera aplicar el sentido común a lo que es evidente, al que se inventa toda clase se subterfugios para seguir en su error y no querer admitir la Verdad, aunque un muerto se le apareciera, no le serviría para nada, pues su mala voluntad le obliga a permanecer en la mentira más falaz. […]
Cuando veamos [que alguien está] en no querer admitir lo evidente, en no querer utilizar bien el sentido común, en no admitir el principio de no contradicción, huyamos lo más lejos posible de esa clase de personas y RECEMOS. […]
La persona por su mala voluntad, por su soberbia, queda totalmente cegada para reconocer la Verdad. Y de nuevo repito: alejémonos de esa clase de personas, pues las diamantinas perlas de la Verdad no son para ellas. […] Si tiene buena voluntad, es decir si busca seriamente la Verdad en todo, y se muestra dispuesto a aplicar el sentido común, ese recto juicio de las cosas, no negando el principio de no contradicción, llegará sin tardanza a la plena verdad. […]

[Al revés del hombre sensato, hay] personas particulares que se erigen en maestros, sentando cátedra delante de un ordenador [delante de una computadora o de un celular], y PONTIFICANDO SOBRE RELIGIÓN, aunque a lo largo de su vida no hayan llegado ni siquiera a leer completo el Catecismo, y esto no es católico… Por lo tanto, en estos tiempos de la mayor tragedia que nos toca vivir, me invito a mí mismo, e invito a los demás, a ser plenamente católicos, y a asumir plenamente todo lo que este sublime término lleva consigo.
«¿QUÉ ERES? ¡SOY CATÓLICO!», es decir: Creo y profeso con toda mi alma, todo lo que la Iglesia Católica ha creído y profesado hasta la muerte de Pío XII. […]
[En cuanto al tema de la evidencia], me niego con todas mis fuerzas a intentar convencer que la montaña que tenemos delante de nuestros ojos es una montaña y no un elefante, como algunos dicen. Y a esos que niegan con tanta desfachatez la evidencia, les digo… tened mucho cuidado, pues en caso de no cambiar ni reconocer la Verdad, la evidencia, ese elefante que habéis fabricado, al final os dará un tan gran trompazo, que os arrojará a lo más hondo del Averno4, pues al que no ama la Verdad, Dios le aparta su gracia, y le deja que crea en el error, en la mentira más burda. Éste es el peor castigo que Dios nos puede proporcionar. […]

La condición indispensable para cualquier diálogo, es que se acepte el principio de no contradicción, ¡el sentido común!…
Sin el soberano principio de no contradicción, sin el cual una cosa puede ser blanca y negra al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, se llega al absurdo absoluto, y al Infierno, pues se niega la verdad más objetiva y evidente: Si es de día no es de noche. Si el coche es negro, no puede ser blanco. Si es una montaña, lo siento, pero por más filósofo que usted sea, NO-ES-UN-ELEFANTE.
Todo lo dicho hasta ahora es la fiebre y condición que padece el hombre actual… El hombre de hoy se ha erigido en dios, y no admite ninguna autoridad, y por lo tanto lo que él elabora en su estragada5 mente es la más imperiosa verdad [es “su” verdad]… Una conclusión falsa [tomada de antemano], necesita premisas falsas [tomadas después, o creadas a posteriori]… sofismas y engaños… [Si esa gente, si esas personas] tuvieran un poquito de aprecio a la Verdad, huirían de todos sus montajes. Si tuviesen un poco de amor a Jesús, ¡llorarían!
Hoy, la Historia, la pugna entre las dos ciudades descriptas por San Agustín, entre Dios y el demonio, entre el bien y el mal, entre el orden y el caos, ha sufrido grandes cambios. Han sido tan gravísimos los cambios, que podríamos decir que en estos momentos sólo quedan de las dos ciudades una, que es la ciudad del mal, [la ciudad] del demonio. La otra ciudad, la del bien, la de Dios, ha quedado reducida a pequeñísimos y escasos grupos de personas, agazapados cada uno donde puede…”.
Hasta allí lo que queríamos darles de nuestra 1ª parte del resumen. Veremos después cómo el Padre aplica lo dicho a la falacia de la Evolución.

(Conclusión)

Cómo insiste el Padre no sólo en la evidencia, sino también en el sentido común, en el recto criterio, en el recto juicio de las cosas. Nos gusta decir en hipérbole: El católico que no tiene sentido común, más tarde o más temprano, va a dejar de ser católico. Porque el Catolicismo es la Verdad, es la única Verdad, y ella pide sentido común: El Catolicismo no puede estar divorciado del sentido común (una digresión: cuidado con creer bobadas de esos videítos del internet o del whatsapp, cuidado con estar mandando todo el día cosas por el whatsapp; hay cosas que son serias, verdaderas, y otras que son bobadas de primer nivel).

Tengamos mucho sentido común, para que se nos aplique lo de San Pablo: “Yo así corro, no como hacia lo inciertosin saber a dónde voy, ni qué estoy haciendo-. Yo así lucho, no como quien está golpeando el aire no como dando manotazos al aire-”. Tengamos sentido común, y tengamos TODO EL RIGOR INTELECTUAL , y no estemos creyendo bobadas (videítos), que sólo sirven para burla de nosotros los católicos, y para burla de la lucha que llevamos.
Con el favor de Dios, continuaremos el próximo domingo.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

3 Equinoccio: momento del año en que el Sol forma un eje perpendicular con el ecuador y en que la duración del día es igual a la de la noche en toda la Tierra; «anualmente se producen dos equinoccios: el equinoccio de primavera y el equinoccio de otoño». Solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor excursión hacia el norte o el sur en la esfera celeste, y la duración del día o de la noche son las máximas del año. Geográficamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima latitud norte o sur con respecto al ecuador terrestre. Ocurre dos veces por año: en junio y en diciembre. En el solsticio de junio el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Cáncer y marca el inicio del verano en el hemisferio norte, por lo que, en este hemisferio el solsticio de junio, se llama solsticio de verano. En el hemisferio sur, marca el inicio del invierno. En el solsticio de diciembre el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio y marca el inicio del verano en el hemisferio sur y del invierno en el norte.
4 Sinónimo de Infierno. Averno era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos como por romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania. De acuerdo a la Mitología romana era la entrada al inframundo.
5 Adjetivo de estragar: viciar, corromper, dañar, estropear, arruinar